La salida de socios rusos y malayos de proyectos petroleros claves en Venezuela han dejado al descubierto fricciones entre las empresas extranjeras y el gobierno chavista que podrían alejar a otras firmas del país, a pesar del enorme potencial que representa la mayor reserva petrolífera del mundo, la Faja del Orinoco. Por años, la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) ha dado la responsabilidad de impulsar la estancada producción nacional de cerca de 3 millones de barriles al día (bpd) a sus socios en unos 40 emprendimientos conjuntos y, en ocasiones, los ha amenazado con retirar sus licencias o no permitirles remitir dividendos. Eso ha enfriado relaciones que son esenciales para la vital industria de Venezuela, miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). El crecimiento futuro depende de una serie de ambiciosos proyectos en la Faja, una de las últimas reservas de crudo del planeta. Lukoil, el segundo mayor productor petrolero de Rusia, declaró el mes pasado que quiere vender su participación en la Faja, sólo semanas después de que la petrolera estatal malaya Petronas declarara que iba a retirarse de uno de los mayores proyectos en la zona. Desacuerdos Fuentes de alto rango dijeron que ambas empresas estaban cansadas de los reiterados desacuerdos con PDVSA y con el gobierno chavista. Agregaron que los ingresos por exportaciones de la producción inicial en proyectos clave fueron a la petrolera estatal, en vez de a las empresas conjuntas (joint ventures). Las empresas privadas que permanecen en el área, entre ellas la estadounidense Chevron y la española Repsol, tienen decisiones difíciles de tomar. Fuentes de esos emprendimientos conjuntos en la Faja dijeron que PDVSA rechazó sus reiteradas solicitudes para ablandar sus condiciones. "Hay empresas que tomaron la decisión de estar en Venezuela con una visión de largo plazo. Hay otras cuya permanencia depende estrictamente del flujo de caja que obtengan", explicó Luisa Palacios, analista de Medley Global Advisors en Nueva York. "Sus proyectos en Venezuela compiten con otros, particularmente en un escenario de precios del petróleo que no garantiza un claro retorno de las inversiones", explicó. PDVSA no respondió a las consultas de Reuters. El ministro de Petróleo venezolano, Rafael Ramírez, dijo esta semana que la nueva producción del Orinoco implicará una producción estimada de 4 millones de bpd en el 2014. Sería un salto gigantesco, pero poco probable desde los niveles actuales de unos 3 millones de bpd totales de Venezuela. Sin embargo, en un inusual reconocimiento de los problemas, Ramírez también admitió que la logística implementada para los proyectos de la Faja había sufrido cuellos de botella. Colegas del Kremlin El fallecido Presidente Hugo Chávez nacionalizó casi toda la industria petrolera venezolana, de la que depende prácticamente toda la economía del país en lo referido a ingresos en divisas. Los potenciales socios de la industria petrolera se dividen entre el miedo a posibles estatizaciones y la esperanza de lograr ganancias mientras Venezuela distribuye sus 296.500 millones de barriles de reservas. Entre las empresas que han dejado Venezuela figuran dos provenientes de Rusia, un aliado político de Caracas al que recurrió Chávez luego de que las estadounidenses Exxon Mobil y Conoco Phillips se retiraron por las estatizaciones del 2007. Ahora las nuevas salidas de petroleras agravan una situación económica cada vez más difícil para el sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, que enfrenta problemas de desabastecimiento generalizado y una inflación anualizada que en septiembre alcanzó un 49,4 por ciento. Lukoil dijo que la Faja del Orinoco "ya no era una prioridad" y la semana pasada manifestó su intención de abandonar un consorcio ruso que tiene una participación de un 40 por ciento en el bloque Junín 6, una de las áreas más ricas y que tendría un potencial de producción de 450.000 bpd. Hace menos de un año, la empresa Surgutneftegaz, cuarto mayor productor de Rusia, también hizo votos por retirarse del bloque. Los ejecutivos de las empresas extranjeras se quejaron de que el trabajo en la Faja había sido limitado por la falta de infraestructura, la incertidumbre por los impuestos, los retrasos en los pagos de PDVSA y por lo que llaman "comportamiento autocrático". Petronas, decepcionada Ejecutivos extranjeros comentaron que a menos que PDVSA suavice sus términos y escuche más a sus socios, otras empresas se irían. Estos problemas estuvieron entre las razones principales para la salida de la gigante malaya Petronas el mes pasado de un proyecto emblemático en la Faja, con inversiones planeadas por 20.000 millones de dólares en 25 años. Los jefes de Petronas se fueron decepcionados porque PDVSA se negó reiteradamente a permitir que participaran en la toma de decisiones
Reporte
18-10-2013
Recopilado por:
Lic. Henry Medina
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